(Del lat. phantasma, y este del gr. φάντασμα)
Ella tenía el don de detectar fantasmas. A lo largo de su vida profesional había visto más de los que querría. Los reconocía con mucha facilidad. Y aunque algunos hasta le despertaban cierta simpatía, había una clase de fantasma con el que no podía callarse y mucho menos convivir. El fantasma falócrata. Este fantasma ejerce el poder de forma patriarcal -poder que utiliza para fines personales-, está rodeado de amigos-rémora, y cuando abre la boca suelta comentarios soeces -casi siempre sobre la mujer- a la vez que babea imparablemente. Es un tipo de fantasma difícil de cazar porque las rémoras no quieren perderlo y le tapan una y otra vez. Ella lo sabe porque no quiso ser rémora. Y al irse, el fantasma falócrata le dijo "eres débil, así nunca triunfarás". Y ella le dijo "Tú eres el débil" y pensó "y todas las rémoras que te rodean". A ella, ese tipo de éxito, ese confort no le reconforta.