(Del dim. de barato, y éste de baratar de or. inc.)
Caminaba. Como siempre que le daba por pensar demasiadas cosas a la vez. Caminaba sin rumbo fijo. Y cuando se quiso dar cuenta estaba en el baratillo de la ribera. claro, era miércoles. "¡naranjitas de valencia, oiga! mira guapa, toma, tu media naranja! pruébala mujer, no te vayas a quedar sin ella!". Miró la media naranja y no pudo evitar pensar en voz alta... "Yo es que soy más de limón". De siempre. El limón le volvía loca desde pequeña. Su color estridente, esa simpática forma ovoide con pezón saliente en la base, igual de jugoso que la naranja pero con un punto de sabor ácido irresistible. Y en la vida, igual, a la hora de elegir, ella prefería ese punto refrescante irreverente del limón a una clásica media naranja.