sábado, 13 de febrero de 2010

tiempo

(del latín tempus)

Era una de esas tardes de sábado que dedicas el tiempo a ordenar papeles. De esas tardes en las que te ayuda estar haciendo cosas manuales, prácticas, porque parece que uno se preocupa menos cuando mantiene ocupadas sus manos. Ella encontró la caja llena de recortes de revistas que nunca se decide a tirar. Porque hubo un tiempo en que hacía collages y se dedicaba a recortar aquí y allá objetos, palabras... casi siempre cosas pequeñas. Sólo una vez recortó un texto de un artículo casi entero, que se titulaba 'tiempo al tiempo'. En aquel momento Ella era demasiado joven para identificarse porque no le había dado tiempo a tener muchas experiencias, pero era tan bonito que lo recortó. Ahora, al releerlo, Ella pensó que lo entendía demasiado bien. Se arrepintió de no haber recortado la firma también, porque le era imposible recordar el nombre del escritor. Aunque sus palabras permanecen.

Tiempo al tiempo
No conozco tu rostro, tu edad, tu cuerpo ni tu biografía, dama abstracta y presumiblemente desolada. Doy por supuesto que tu voluntario, pragmático o sufriente rechazo del otro sexo lo ha provocado el desamor, el hastío, la traición o un exceso de heridas que todavía no han cicatrizado en tu corazón. Habías nacido para el amor pero también para la guerra, para entregarte a la pasión y para el ataque más feroz si te sientes acorralada, esclavizada o degradada por aquellos que no mimaron el amor que les diste. Te largaste tú, pero ya conocías el lamentable significado de la palabra 'decepción', la perpetua guerra entre la realidad y el deseo, la perdurabilidad de la magia. Te hiciste amiga de tu soledad y con frecuencia la odiaste. Te quisiste y te sentiste perdida. Tenías hambre de vida aunque ya conocieras el significado de la supervivencia. Rompiste más de un corazón y alguna vez estuviste a punto de que volvieran a arañar el tuyo. Conociste la legalidad sin glamour y el canalleo con gracia, las apariencias brillantes y la autodestrucción llorona. Oíste infinitas quejumbres de fulanos que se tiraban contigo el rollo de la amistad y el desamparo, cuando sólo pretendían follarte. Te hartaste, te encerraste en ti misma, renunciaste a encontrar la plenitud al lado de un hombre. Sé que tu huelga es pasajera, que volverás a salir a la vida después de conocer su anverso y su reverso, que tu piel volverá a erizarse y tu imaginación a soñar, que recorrerás un camino largo y dificultoso, pero que volverás a amar y ser amada.