jueves, 22 de noviembre de 2012

magia

(del latín magīa, y este del griego μαγεία)

bocadillo de cómic sin textoUn día se percató de que cuando caminaba, en su interior, a cada paso iba contando. 1, 2, 3, 4, 5, 6... No recordaba muy bien en qué momento empezó a hacerlo. Y lo más raro es que cuando reaccionaba, llevaba ya un buen rato contando... 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15... Quizá era una manera inconsciente de dejar su mente en blanco, de no pensar. Pero le resultaba realmente raro el no ser consciente de que lo estaba haciendo. Y no digamos el porqué de esa obsesión por contar. El caso es que hace un par de semanas, escuchando la radio de madrugada -casualmente, el programa se llama Espacio en Blanco- descubrió el Ho'oponopono. Es un método de origen hawaiano, muy muy antiguo, que busca limpiar la mente de pensamientos negativos que habitan en nuestra memoria para así traer luz a tu vida. Y resumiendo mucho, consiste en utilizar la energía de las palabras por medio de repeticiones. Las cuatro principales son "Gracias", "lo siento mucho", "perdóname", "te quiero". Pero también hay otras como "llovizna", "hielo azul", "llave de luz", "yo soy el yo"... que a Ella le transmiten buen rollo y energía positiva, que es de lo que se trata. Se pueden repetir todas o una o mezclar. Así que Ella pensó que quizá sería buena idea cambiar de estrategia. Ahora, cada vez que se sorprendía contando... 16, 17, 18, 19... rectificaba rápidamente: llovizna, llovizna, llave de luz, llovizna, llave de luz, llave de luz, llave de luz, ho'oponopono. El resultado es similar al de los números. Ella sigue caminando y caminando sin pensar en nada, como en la luna. Pero se siente mejor cuando, al salir de su ensimismamiento, se sorprende diciendo "llave de luz" que cuando se sorprendía diciendo 20, 21, 22... como una posesa. A Ella le van bien las palabras, su poder y su magia. Ho'oponopono.

lunes, 12 de marzo de 2012

candado

(del latín catenātus)


diario con cadena y candadoTendría unos diez años cuando le regalaron su primer diario. Desde muy pequeña escribía. Daba rienda suelta a sus pensamientos y sentimientos sobre un papel. Cuando se enfurruñaba con papá o mamá, cuando descubrió su gran amor y, bueno, siempre que ocurría algo especial. Ella escribía. Escribir era su vía de escape. Luego echaba el candado y guardaba la llave del diario. Así su mundo secreto quedaba protegido del exterior. Esto ha seguido pasando toda su vida. Ya no tiene un diario con candado pero sigue escribiendo y protegiendo su mundo interior con un confortable caparazón. ¿Por qué escribe? Ella piensa como María Zambrano: "se escribe porque hay cosas que son tan verdad que no pueden ser dichas".