(Del lat. phantasma, y este del gr. φάντασμα)
Ella tenía el don de detectar fantasmas. A lo largo de su vida profesional había visto más de los que querría. Los reconocía con mucha facilidad. Y aunque algunos hasta le despertaban cierta simpatía, había una clase de fantasma con el que no podía callarse y mucho menos convivir. El fantasma falócrata. Este fantasma ejerce el poder de forma patriarcal -poder que utiliza para fines personales-, está rodeado de amigos-rémora, y cuando abre la boca suelta comentarios soeces -casi siempre sobre la mujer- a la vez que babea imparablemente. Es un tipo de fantasma difícil de cazar porque las rémoras no quieren perderlo y le tapan una y otra vez. Ella lo sabe porque no quiso ser rémora. Y al irse, el fantasma falócrata le dijo "eres débil, así nunca triunfarás". Y ella le dijo "Tú eres el débil" y pensó "y todas las rémoras que te rodean". A ella, ese tipo de éxito, ese confort no le reconforta.
sábado, 21 de marzo de 2009
escribir
(Del lat. scribĕre)
un día pensó en escribir un cuento. y lo escribió. un cuento de amor. con princesa y caballero misterioso. y aunque el cuento no acababa como se supone deben acabar este tipo de cuentos, a ella le gustó tanto que se lo creyó.
la princesa Carlota Gato y el Buscador de Señales
Érase una vez... una princesa solitaria que vivía en el Reino de los Sueños. Se llamaba Carlota y por las noches subía a la azotea del palacio aunque nadie la veía. Muchos dicen que se convertía en gato para poder recorrer los tejados a su aire. Por eso le llamaban la princesa Carlota Gato. La princesa Carlota Gato recibía cada día a un apuesto príncipe. Lo hacía para complacer a sus padres, empeñados en casarla. En el Reino había cierta preocupación porque la princesa ya tenía una edad y era hora de dejar de recorrer tejados y sentar la cabeza. Pero a ella no le ponía para nada la mirada de los príncipes, todos vestidos de azul. Ella quería algo diferente. Alguien con quien poder tomar café y reír. Un día se presentó en el Reino de los Sueños un caballero que se hacía llamar El Buscador de Señales porque recorría los Reinos en busca de una señal que le hiciese creer que nunca el tiempo es perdido. El Buscador de Señales tenía ojos de gato salvaje y eso tocó el corazón de la princesa que, en sólo un segundo, comprendió que el misterioso caballero sí entendería su necesidad de recorrer los tejados cada noche. Entonces, El Buscador de Señales le dijo a la princesa que le gustaría que ella le invitase a un café porque él no tenía riquezas materiales. Y Carlota Gato quedó con él a escondidas en un discreto café. Allí, se miraron, se rieron y se sintieron. Y aunque no se atrevieron a decir lo que estaban pensando, tampoco era necesario. Después de tomar aquel café, sabían que ya siempre sus miradas de gato estarían conectadas. Como El Buscador de Señales no era un príncipe azul, en el Reino de los Sueños era imposible imaginar la posibilidad de un compromiso con la princesa Carlota Gato. Así que El Buscador de Señales partió hacia el aeropuerto, en silencio, sabiendo que atrás dejaba la señal que tanto había estado buscando. Y la triste princesa volvió a subir cada noche a los tejados y a hablarle a la luna. Pasaron los meses y ellos, aun sin verse, siguieron en completa conexión. Esperando su momento... Hasta que un día Carlota Gato recibió un mensaje. Y el mensaje decía: "¿Quieres tomar un café conmigo en el mismo sitio de la otra vez? Invito yo". La princesa Carlota Gato escapó esa misma tarde del Reino de los Sueños para cruzar hacia El Buscador de Señales. No miró hacia atrás porque es que ella nunca quiso ser princesa. Por supuesto, en este cuento nadie pudo escribir "se casaron, fueron felices y comieron perdices". Pero dicen que allá donde Carlota Gato y El Buscador de Señales toman un café, se oyen risas siempre, siempre, siempre.
FIN
un día pensó en escribir un cuento. y lo escribió. un cuento de amor. con princesa y caballero misterioso. y aunque el cuento no acababa como se supone deben acabar este tipo de cuentos, a ella le gustó tanto que se lo creyó.
la princesa Carlota Gato y el Buscador de Señales
Érase una vez... una princesa solitaria que vivía en el Reino de los Sueños. Se llamaba Carlota y por las noches subía a la azotea del palacio aunque nadie la veía. Muchos dicen que se convertía en gato para poder recorrer los tejados a su aire. Por eso le llamaban la princesa Carlota Gato. La princesa Carlota Gato recibía cada día a un apuesto príncipe. Lo hacía para complacer a sus padres, empeñados en casarla. En el Reino había cierta preocupación porque la princesa ya tenía una edad y era hora de dejar de recorrer tejados y sentar la cabeza. Pero a ella no le ponía para nada la mirada de los príncipes, todos vestidos de azul. Ella quería algo diferente. Alguien con quien poder tomar café y reír. Un día se presentó en el Reino de los Sueños un caballero que se hacía llamar El Buscador de Señales porque recorría los Reinos en busca de una señal que le hiciese creer que nunca el tiempo es perdido. El Buscador de Señales tenía ojos de gato salvaje y eso tocó el corazón de la princesa que, en sólo un segundo, comprendió que el misterioso caballero sí entendería su necesidad de recorrer los tejados cada noche. Entonces, El Buscador de Señales le dijo a la princesa que le gustaría que ella le invitase a un café porque él no tenía riquezas materiales. Y Carlota Gato quedó con él a escondidas en un discreto café. Allí, se miraron, se rieron y se sintieron. Y aunque no se atrevieron a decir lo que estaban pensando, tampoco era necesario. Después de tomar aquel café, sabían que ya siempre sus miradas de gato estarían conectadas. Como El Buscador de Señales no era un príncipe azul, en el Reino de los Sueños era imposible imaginar la posibilidad de un compromiso con la princesa Carlota Gato. Así que El Buscador de Señales partió hacia el aeropuerto, en silencio, sabiendo que atrás dejaba la señal que tanto había estado buscando. Y la triste princesa volvió a subir cada noche a los tejados y a hablarle a la luna. Pasaron los meses y ellos, aun sin verse, siguieron en completa conexión. Esperando su momento... Hasta que un día Carlota Gato recibió un mensaje. Y el mensaje decía: "¿Quieres tomar un café conmigo en el mismo sitio de la otra vez? Invito yo". La princesa Carlota Gato escapó esa misma tarde del Reino de los Sueños para cruzar hacia El Buscador de Señales. No miró hacia atrás porque es que ella nunca quiso ser princesa. Por supuesto, en este cuento nadie pudo escribir "se casaron, fueron felices y comieron perdices". Pero dicen que allá donde Carlota Gato y El Buscador de Señales toman un café, se oyen risas siempre, siempre, siempre.
FIN
miércoles, 18 de marzo de 2009
jueves, 12 de marzo de 2009
cangrejo
(Del dim. de cangro, y éste de cancro, del lat. cancer, -cri)
según iban saliendo del cucurucho, ya les tenía cariño. cangrejitos. pero sin darle tiempo a reaccionar su madre los lanzó dentro de la olla de agua hirviendo. intentaban por todos los medios escapar de la quema, y ahí, en la cocina, viendo esa grotesca matanza con destino paella, es cuando ella tomó conciencia. "¡no hagas esto nunca más mamá, no ves cuánto están sufriendo!". Y lloraba, lloraba a mares. Su madre, que también es cangrejo, pasó un mal rato. "tienes razón, hija". y ya nunca más se repitió lo que para ella fue la gran tragedia.
"un croissant es una buena alternativa a comerse un cangrejo". la pensatriz
según iban saliendo del cucurucho, ya les tenía cariño. cangrejitos. pero sin darle tiempo a reaccionar su madre los lanzó dentro de la olla de agua hirviendo. intentaban por todos los medios escapar de la quema, y ahí, en la cocina, viendo esa grotesca matanza con destino paella, es cuando ella tomó conciencia. "¡no hagas esto nunca más mamá, no ves cuánto están sufriendo!". Y lloraba, lloraba a mares. Su madre, que también es cangrejo, pasó un mal rato. "tienes razón, hija". y ya nunca más se repitió lo que para ella fue la gran tragedia.
"un croissant es una buena alternativa a comerse un cangrejo". la pensatriz
lunes, 9 de marzo de 2009
baratillo
(Del dim. de barato, y éste de baratar de or. inc.)
Caminaba. Como siempre que le daba por pensar demasiadas cosas a la vez. Caminaba sin rumbo fijo. Y cuando se quiso dar cuenta estaba en el baratillo de la ribera. claro, era miércoles. "¡naranjitas de valencia, oiga! mira guapa, toma, tu media naranja! pruébala mujer, no te vayas a quedar sin ella!". Miró la media naranja y no pudo evitar pensar en voz alta... "Yo es que soy más de limón". De siempre. El limón le volvía loca desde pequeña. Su color estridente, esa simpática forma ovoide con pezón saliente en la base, igual de jugoso que la naranja pero con un punto de sabor ácido irresistible. Y en la vida, igual, a la hora de elegir, ella prefería ese punto refrescante irreverente del limón a una clásica media naranja.
Caminaba. Como siempre que le daba por pensar demasiadas cosas a la vez. Caminaba sin rumbo fijo. Y cuando se quiso dar cuenta estaba en el baratillo de la ribera. claro, era miércoles. "¡naranjitas de valencia, oiga! mira guapa, toma, tu media naranja! pruébala mujer, no te vayas a quedar sin ella!". Miró la media naranja y no pudo evitar pensar en voz alta... "Yo es que soy más de limón". De siempre. El limón le volvía loca desde pequeña. Su color estridente, esa simpática forma ovoide con pezón saliente en la base, igual de jugoso que la naranja pero con un punto de sabor ácido irresistible. Y en la vida, igual, a la hora de elegir, ella prefería ese punto refrescante irreverente del limón a una clásica media naranja.
jueves, 5 de marzo de 2009
ángel
(Del lat. angĕlus, y éste del gr. ἄγγελος, mensajero)
Se miraban fijamente. Él pensaba "va a creer que soy tonto". Ella pensaba "va a creer que soy tonta". Por fin estaban cara a cara. Pero al mirarse se habían quedado mudos. En silencio... "Ha pasado un ángel", dijeron de repente al unísono. Y se rieron. Pasó un ángel que se llevó sus miedos.
I believe in angels, something good in everything I see...
Se miraban fijamente. Él pensaba "va a creer que soy tonto". Ella pensaba "va a creer que soy tonta". Por fin estaban cara a cara. Pero al mirarse se habían quedado mudos. En silencio... "Ha pasado un ángel", dijeron de repente al unísono. Y se rieron. Pasó un ángel que se llevó sus miedos.
I believe in angels, something good in everything I see...
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