Tendría unos diez años cuando le regalaron su primer diario. Desde muy pequeña escribía. Daba rienda suelta a sus pensamientos y sentimientos sobre un papel. Cuando se enfurruñaba con papá o mamá, cuando descubrió su gran amor y, bueno, siempre que ocurría algo especial. Ella escribía. Escribir era su vía de escape. Luego echaba el candado y guardaba la llave del diario. Así su mundo secreto quedaba protegido del exterior. Esto ha seguido pasando toda su vida. Ya no tiene un diario con candado pero sigue escribiendo y protegiendo su mundo interior con un confortable caparazón. ¿Por qué escribe? Ella piensa como María Zambrano: "se escribe porque hay cosas que son tan verdad que no pueden ser dichas".