
Tiempo al tiempo
No conozco tu rostro, tu edad, tu cuerpo ni tu biografía, dama abstracta y presumiblemente desolada. Doy por supuesto que tu voluntario, pragmático o sufriente rechazo del otro sexo lo ha provocado el desamor, el hastío, la traición o un exceso de heridas que todavía no han cicatrizado en tu corazón. Habías nacido para el amor pero también para la guerra, para entregarte a la pasión y para el ataque más feroz si te sientes acorralada, esclavizada o degradada por aquellos que no mimaron el amor que les diste. Te largaste tú, pero ya conocías el lamentable significado de la palabra 'decepción', la perpetua guerra entre la realidad y el deseo, la perdurabilidad de la magia. Te hiciste amiga de tu soledad y con frecuencia la odiaste. Te quisiste y te sentiste perdida. Tenías hambre de vida aunque ya conocieras el significado de la supervivencia. Rompiste más de un corazón y alguna vez estuviste a punto de que volvieran a arañar el tuyo. Conociste la legalidad sin glamour y el canalleo con gracia, las apariencias brillantes y la autodestrucción llorona. Oíste infinitas quejumbres de fulanos que se tiraban contigo el rollo de la amistad y el desamparo, cuando sólo pretendían follarte. Te hartaste, te encerraste en ti misma, renunciaste a encontrar la plenitud al lado de un hombre. Sé que tu huelga es pasajera, que volverás a salir a la vida después de conocer su anverso y su reverso, que tu piel volverá a erizarse y tu imaginación a soñar, que recorrerás un camino largo y dificultoso, pero que volverás a amar y ser amada.